A sesenta y seis años de un hito en la historia de las luchas populares

En enero de 1959 tuvo lugar en Mataderos un hecho altamente significativo en la historia de las luchas populares: la huelga y toma del Frigorífico Lisandro de la Torre. La Huelga permanece en la memoria colectiva, porque no fueron sólo los trabajadores luchando por sus reivindicaciones, fue un barrio peleando por su derecho a intervenir en decisiones políticas que afectaban su vida, su identidad y su futuro.
Por medio de una ley de privatización la Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP) adquiere el Frigorífico Lisandro De La Torre, el más grande de América Latina. Poco tiempo después, los obreros toman las instalaciones ante la amenaza de despidos masivos y en rechazo de esa privatización, medida que fue exponente de la llamada “resistencia peronista”.
El frigorífico, ubicado en nuestro barrio, había sido nacionalizado por el gobierno de Juan Domingo Perón y cedido a la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, para abastecer el consumo de los habitantes de la Capital Federal y el conurbano.
En ese momento, se faenaban un millón y medio de kilos de carne vacuna por día, lo que constituía un ejemplo de eficiencia de una empresa estatal. La privatización forma parte del Plan de Estabilización pactado por el presidente Arturo Frondizi (que traiciono a Perón) con el FMI.
Es por eso que el 10 de enero de 1959, el Poder Ejecutivo envía al Congreso un proyecto de Ley de Carnes que contempla la privatización del frigorífico. La Comisión Interna Sindical, que era mayoritariamente peronista, lanza entonces un plan de lucha. Tras una asamblea masiva en la que participan 8 mil obreros y que es presidida por el dirigente Sebastián Borro, se decide la toma y un paro, lo que es activamente apoyado por estudiantes, vecinos del pueblo de Mataderos y otros trabajadores.
El frigorífico queda ocupado del 15 al 17 de enero de 1959 hasta que los obreros son expulsados por 1500 efectivos policiales, de la Gendarmería y del Ejército. La represión policial deja a 9 obreros heridos y 96 detenidos. La gesta de aquellos trabajadores del “Lisandro de la Torre” quedó plasmada en la historia del movimiento. Y una investigación realizada en 1974 por la Cámara de Diputados determinó que la CAP había pagado sobreprecios a sus asociados durante años y que los quebrantos, que eran “cubiertos” con fondos públicos, habían constituido una virtual estafa.