Impacto de las obras de ampliación de la Autopista Dellepiane

El Gobierno de la Ciudad ha desarrollado un proyecto de intervención en la Autopista Dellepiane cuyo objetivo sería mejorar las condiciones de seguridad vial, la conectividad de la zona Oeste de la Ciudad, reducir tiempos de viaje y las emisiones de gases. La Agencia de Protección Ambiental convocó a una Audiencia Pública para tratar la categorización y posterior emisión del Certificado de Aptitud Ambiental para el proyecto.
La autopista Dellepiane conecta la AU 25 de Mayo con la Ricchieri y vincula el centro de la Ciudad con el aeropuerto de Ezeiza y la autopista a Cañuelas. Entre Av. Escalada y Mozart es límite entre las Comunas 8 y 9, continúa, atravesando el barrio de Parque Avellaneda, en Comuna 9 hasta Lacarra, desde donde vuelve a ser límite entre ambas Comunas hasta Mariano Acosta.
Según información del Ministerio de Infraestructura, responsable de las obras, el proyecto completo comprende mejoras en la colectoras y en el entorno, con espacios verdes y carriles para bicicletas, un nuevo puente y la construcción de un carril exclusivo para transporte público, pero la primera etapa sólo incluye la ampliación de ambas colectoras, sentido norte y sur. La traza tendrá 3 carriles por mano, de 3.50 metros de ancho cada uno, salvo en el tramo entre Lacarra y Escalada donde habría un cuarto carril.
La primera etapa se haría con fondos propios de la Ciudad. Pero el proyecto completo necesitaría financiamiento internacional, que llegaría de parte del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). La autorización de toma de deuda por 75 millones de dólares fue aprobada por la Legislatura en agosto pasado. Los fondos tendrán por destino el financiamiento de obras viales a cargo de la empresa estatal Autopistas Urbanas (AUSA). Entre ellas la intervención más importante es la de la autopista Dellepiane.
La audiencia se realizó el pasado 5 de noviembre bajo modalidad virtual. Entre los expositores se presentó en representación de la Defensoría del Pueblo CABA, su directora general de Derechos de Acceso a la Ciudad, la Arq. Bárbara Rossen, quien señaló la importancia de este proyecto que proyecto transformará significativamente el uso de la autopista.
La Arq. Rossen hizo referencia a la falta de justificación de la necesidad de la obra, de consideración del impacto sobre su entorno inmediato y sobre la dotación de espacios verdes, señalando que desde el punto de vista ambiental y de la política de transporte hay cuestiones que deberían aclararse y otras que deberían corregirse.
En su exposición criticó especialmente que se presente a una Audiencia Pública un master plan en lugar del proyecto definitivo porque, quedan fuera del análisis aspectos técnicos específicos, que no pueden ser considerados por la ciudadanía.
Sus comentarios sintetizan las observaciones más importantes realizadas sobre el proyecto. Manifestó que el Ejecutivo “no presenta datos sobre la cantidad de servicios de transporte de pasajeros, que justifiquen la realización de una obra onerosa cuyos costos antes o después se van a trasladar a los usuarios, vía peajes”.
Por otra parte, observó que no está claro cómo será el acceso de las personas con movilidad reducida a los paradores de las líneas que pasarán de las colectoras a la autopista y especialmente señaló que “Tampoco queda claro si se contempló el nuevo impacto del tránsito de las colectoras: estiman que el mismo se va a duplicar y hasta triplicar, lo que implica una drástica alteración para los vecinos frentistas. Estimamos que se deberá llevar adelante un monitoreo para asegurar que la seguridad que se gana en la traza principal, no se convierta en inseguridad en las colectoras”.
Además expresó que las obras van a alcanzar una disminución del 25 por ciento de la superficie de espacios verdes y que la intervención sobre éstos “provocará la devastación del ecosistema del lugar. La vegetación y la fauna serán las primeras víctimas ambientales de la obra en sí misma y del rediseño”.
A modo de síntesis concluyó: “En este caso, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se ha mostrado muy atento a la problemática de la movilidad, pero descuidó la dimensión socio ambiental y la mirada integral exigible en obras de esta magnitud”.