Reducción de obradores del tren Sarmiento
La Ciudad de Buenos Aires finalizó la reducción de nueve obradores del soterramiento del ferrocarril Sarmiento que se encontraban en desuso en los barrios de Flores, Floresta, Villa Luro y Liniers. En tanto vecinas y vecinos continúan reclamando que los retiren definitivamente.
Los obradores son instalaciones provisorias que se montaron en el espacio público para la obra de soterramiento del tren Sarmiento. Se encuentran en desuso y generan dificultades para la circulación diaria de las personas, problemas de seguridad e higiene y deterioran el paisaje urbano. Señalan desde la ciudad que al tratarse de una obra nacional, no puede avanzar en un cierre definitivo.
Con las intervenciones realizadas se intenta dar respuesta a los constantes reclamos de vecinas y vecinos mejorando las condiciones y la seguridad en el entorno y ganando más espacio en calles y veredas. Para ello se redujo el vallado hasta un 50% su superficie de cada uno de los nueve obradores, acercando los vallados a los bordes de excavación. Además, se quitaron las chapas que impedían la visión de un lado al otro de la calle y se instaló un enrejado nuevo que sí facilita la visibilidad.
Los obradores intervenidos se encuentran en Yerbal 2400, Av. Rivadavia 8600, Cuzco 200, Bacacay 5600 (Estación Villa Luro), Venancio Flores 4000 (Estación Floresta 1), Venancio Flores 4100 (Estación Floresta 2), Av. Rivadavia 11600 (Estación Liniers), Yerbal y Condarco, Terrada 110

La obra del soterramiento del Sarmiento se encontraba paralizada desde 2019. En febrero de 2006, el Gobierno Nacional llamó a licitación para soterrar el ferrocarril, desde Caballito a Moreno. En enero de 2008, se adjudicó el proyecto, que se debía terminar a los 36 meses. Recién en septiembre de 2011 llegó al país la tuneladora, que se instaló en una trinchera en Haedo. En octubre de 2016 se renegoció el contrato y la tuneladora empezó a trabajar y en diciembre de 2018, en el marco del ajuste y la negociación con el FMI, la obra se quedó sin financiamiento y, con 7 kilómetros construidos, se paralizó a la altura de Villa Luro.
Ahora, el Gobierno Nacional y las dos empresas que tienen la obra se pusieron de acuerdo para cerrarla y abandonar el proyecto de soterramiento. El túnel quedaría bajo tierra, cerrado por dos murallas en los extremos, para impedir el ingreso. Las responsabilidades sobre la obra han cambiado desde que fue adjudicada. Calcaterra vendió Iecsa y se creó Sacde, una firma del empresario Marcelo Mindlin. Entre los activos de la constructora, que supo ser de la familia Macri, estaba este contrato. A su vez, la brasileña Odebrecht vendió su parte a Ghella.
En las últimas semanas fue oficialmente cancelada por el Gobierno Nacional. La Ciudad podría entonces replantear el tipo de obra a ejecutar para que la traza ferroviaria deje de ser una barrera urbana que divide a los barrios que atraviesa. En tanto, la expectativa de vecinas y vecinos es que, al menos, se retiren los obradores que están en la superficie.