Centro Cultural Macedonio Fernández. Entrevista a Enrique Papatino, su coordinador.

Equipo de producción Aquí Mataderos
Activo desde 1984, el Centro Cultural Macedonio Fernández comenzó su actividad con el comienzo del Programa Cultural en Barrios, hace 35 años, y continúa desde entonces. Es uno de los orgullos de nuestro barrio, y un sitio de encuentro fundamental para el encuentro del vecino con su inquietud cultural y artística. Aquí mataderos conversó con el coordinador del Macedonio, Enrique Papatino, dramaturgo, actor y director de teatro, varias veces premiado por su escritura teatral y narrativa
¿Cuál era tu idea de cómo iba a funcionar el centro bajo tu gestión, y cuál la de tu propio rol en ese funcionamiento?
La responsabilidad que presupone estar al frente de las actividades de 1200 personas es siempre motivo de desasosiego. Uno nunca termina de saber si frente a ese desafío una propuesta de gestión es lúcida u olvidable. Cuando comencé al frente del Macedonio tuve la intención de conocer más de cerca las inquietudes de los alumnos y participantes de las actividades del centro, en la seguridad de que esa cercanía me permitiría direccionar la gestión hacia una amalgama entre mis propias ideas y las ideas de los vecinos. Necesitaba saber a fondo muchas cosas del habitante del territorio, que yo sabía a medias. Comprendí que el equilibrio de esos saberes depende de demasiados factores como para abordarlos en un solo año. Eso llevó a que en los años siguientes crecieran algunas ideas y se desvanecieran otras. En tanto el mundo se mueve y las inquietudes cambian, se hizo evidente que la eficiencia de una gestión nunca se instala por completo. Por el contrario, requiere de nuestra permanente atención y dedicación.
¿Cuáles eran esos objetivos?
Por encima de lo demás, entendí que una gran cantidad de participantes, aún si era esperada, no necesariamente conformaría un espacio cultural claro e identificable. La principal tarea fue ensayar la continuidad y elasticidad en las nuestras propuestas de coordinación, y de su articulación con las propuestas de los vecinos y de los docentes. Los resultados fueron disímiles. Luego de los primeros ciclos fue necesario reducir la cantidad de eventos para sumar mayor energía en menor cantidad de presentaciones. También fue necesario esperar a que aquellos talleres que de entrada no ofrecían una imagen adecuada, para que algunos se estabilizaran con el tiempo y otros pudieran cerrarse con motivos sólidos.
¿Te quedaron cosas en el tintero?
Muchas. La más atractiva fue la idea de sumar una “guardería” para que las madres pudieran tomar los talleres mientras sus hijos pequeños serían cuidados y entretenidos con juegos recreativos. Fue imposible por muchas trabas legales y administrativas.
¿Qué particularidad tiene tu gestión?
Ante todo, mi gestión es totalmente consensual y nunca hegemónica. Por ello, mis colaboradores tienen mucho peso a la hora de programar actividades. Son Silvina González en la coordinación pedagógica y la programación de eventos, Jorge Rodríguez en el área técnica, y Silvia Fernández en la administrativa. La particularidad podría resumirse en la ambición de trabajar antes sobre el ambiente del espacio cultural que sobre sus contenidos. Las actividades del centro cultural no adquieren siempre un grado de desarrollo profesional, pero su calidad aumenta si el ambiente contiene fuertemente al participante. Ello le provoca deseos de volver, de relacionarse con otros, de proponer, de tomar mate con sus compañeros, con sus profesores, o con el coordinador, y charlar sobre las actividades y hasta sobre cualquier otra cosa. El discurso y las acciones de la gestión surgen de un imaginario que se construye más en el diálogo, que en una idea previa y minuciosamente proyectada.
¿Creés que “hacer cultura” es una manera velada de hacer política?
Desde un punto de vista no partidario, entiendo que hacer cultura es una manera nunca velada, sino completamente directa de hacer política.
¿Ves alguna diferencia entre el desarrollo real de las corrientes artísticas y culturales y lo que efectivamente se realiza en el programa?
Una vieja paradoja lingüística se pregunta si para poder comunicarnos inventamos el lenguaje, o si es gracias a la existencia del lenguaje que podemos comunicamos. El desarrollo real de las corrientes artísticas probablemente tenga entre sus fuentes más potentes y variadas a la actividad del PCB. A su vez entiendo esta actividad tiende a ser subvalorada, ya que nunca tuvo la atención política necesaria. Por el contrario, muchas veces su continuidad estuvo en peligro, y fue la demanda popular quien la mantuvo en su sitio. Existen esfuerzos y proyectos para que esto cambie.
¿Le ves futuro al programa? ¿Cuál?
Sospecho que el Programa Cultural en Barrios constituye uno de los polos culturales de mayor relevancia de cuantos ha habido en nuestra ciudad. Su continuidad superó todo tipo de inconvenientes, sean políticos, sociales, económicos o culturales. Sólo escuchando hablar al vecino uno entiende las verdaderas necesidades que el programa le cubre, y el vacío que le dejaría su ausencia. Eso provoca muchísima fe en la actividad que el programa realiza. Y la fe, en definitiva, es la primera sustancia del porvenir.
¿Cómo resumirías tu experiencia al frente del centro cultural?
La actividad en el Macedonio modificó para siempre mi concepción de la cultura. Antes, fomentar un espacio de intercambio era un postulado retórico. Ahora no creo posible ninguna cultura sin dialogar profundamente. No fue la reflexión, sino la experiencia directa quien me produjo esa transición. Las partes de nosotros que más trabajan en la gestión cultural son el oído y la imaginación, antes incluso que la palabra y el pensamiento. El formidable poder creativo de la comunidad muchas veces está dormido, y se impone aprender el mejor modo de despertarlo. Ya está ahí, quiere expresarse y necesita medios. Sólo escuchando la polifacética voz de la población se puede llegar a sospechar la naturaleza de un fenómeno cultural, y las acciones necesarias para proporcionarle su espacio.
El Centro Cultural Macedonio Fernández funciona de lunes a viernes de 18 a 21 en Martiniano Leguizamón 1470, Mataderos. Para comunicarse: 4687-0063 o ccmacedonio @gmail.com