Con mirada de turista urbano, el barrio Mihanovich

Cristian Sirouyan, periodista conocedor y difusor de los sitios de interés particular que alberga nuestra ciudad, nos brinda en esta nota su mirada sobre este espacio de nuestra comuna.

Por Cristian Sirouyan (*)

Dos almas gemelas coincidieron en un mismo proyecto con fines sociales y de ese promisorio cruce de emprendedores salieron las soberbias construcciones de veinte casas apareadas en un minúsculo rectángulo trazado por la avenida Escalada, las calles Rodó y Chascomús y el pasaje Roberto Cunninghame Graham, en un rincón sosegado de la Ciudad, en Parque Avellaneda, que linda con Mataderos.

Los chalés que conforman el microbarrio Nicolás Mihanovich adoptaron sus formas anglonormandas en 1925, cuando fue inaugurado uno de los tres proyectos de vivienda social encarados por la Unión Popular Católica Argentina. El emprendimiento fue destinado a mejorar las condiciones de vivienda de obreros calificados y sus familias.

Esa empresa social integrada por obispos – que tuvo vigencia desde 1919 hasta 1931 – fue encabezada por Monseñor Miguel De Andrea, quien se encargó de poner manos a la obra a través de los fondos recaudados por la Gran Colecta Nacional de 1919, después de celebrarse el Primer Congreso de Católicos Sociales de América Latina.

Poco después, De Andrea se transformaría en uno de los habitantes del barrio, que, más allá de los aportes de la campaña solidaria, pudo ser levantado por la invalorable ayuda económica de Nicolás Mihanovich. El potentado empresario naviero nacido en Croacia en 1846 fue el pionero de los viajes embarcados de pasajeros que unieron Argentina con Uruguay y falleción en 1929, muy reconocido por su vocación por la ayuda social.

Por sus reducidas dimensiones, la caminata por los bordes del barrio Mihanovich puede resultar tan corta como placentera, como un momento de recreo apenas efímero que demanda otra vuelta. Patios y jardines cubiertos de plantas desbordan en los amplios terrenos de 10 por 33 metros, un marco a la medida de las sugerentes fachadas de las casas de dos plantas, en las que deslumbran balcones franceses protegidos por celosías venecianas, techos de tejas a varias aguas y tirantes decorativos de madera. Todo un placer para los ojos del peatón atento.

En el armónico conjunto arquitectónico se acomoda sin desentonar la iglesia Santa María Teresa Goretti, construida en honor a la patrona italiana de la castidad y las víctimas de violación. De la austera construcción sólo sobresale una cruz instalada sobre la caja de hierro negro del campanario.

El templo abrió las puertas a sus seguidores en 1950, en el mismo lugar donde – entre 1932 y 1938 – los fieles solían asistir a las misas que se celebraban en la capilla de Lourdes.

Por ser mojones significativos del pasado y por su valor patrimonial la Legislatura porteña incluyó al barrio Nicolás Mihanovich en la Ley 3.042, sancionada en 2009, que crea el “Área de Protección Histórica 45. Parque Avellaneda y entorno”.

El modelo de asistencia social aplicado aquí es una réplica de las mansiones populares que permitieron mejorar largamente el hábitat compartido en los conventillos, implementado en Italia desde 1906 por la Unión Popular Católica con el auspicio del Papa Pío X.

Es posible que ese mismo espíritu que convoca a la comunidad en pos de un proyecto colectivo haya sido el disparador de la apertura del Centro Cultural María Remedios del Valle. En ese bastión de artes diversas, enfrente del barrio Mihanovich, se rinde un merecido homenaje a la “Madre de la Patria”, una mujer afrodescendiente que no dudó en enrolarse en las fuerzas militares de Belgrano y San Martín para poner el cuerpo contra las tropas colonialistas en Salta, Tucumán, Vilcapugio y Ayohuma.

(*) Para https://ebcprensacooperativa.net.ar/

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