En el mes de la mujer opinan las mujeres de nuestro barrio

En el día de la mujer quisimos acercar la opinión de mujeres de nuestro barrio. Tienen perfiles muy diferentes pero todas son trabajadoras de la cultura, y aportan cada una desde su lugar al fortalecimiento de la identidad barrial. En esta ocasión entrevistamos a Graciela Mercatante Kuhmichel, Consultora Psicológica, Instructora de tango-danza, recibida en el CETBA (Centro de estudio del Tango), Tangoterapeuta.

En el mes de marzo se celebra el día de la mujer ¿Qué significa para usted ese día?

Originalmente, esta fecha conmemora el Día de la Mujer trabajadora en recuerdo a las numerosas luchas de las obreras por conseguir mejores condiciones laborales a principios del siglo XX. Creo que hoy, ya en el siglo XXI, las mujeres seguimos luchando por nuestros derechos, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en nuestro desarrollo íntegro como personas.

¿Qué opina del feminismo? ¿Es la ideología para la liberación de la mujer?

Para mí una persona feminista,( creo que tanto un hombre como una mujer pueden ser feministas o machistas), es la que busca convivir en igualdad de derechos, oportunidades y condiciones.

El feminismo no es para crear una batalla entre los hombres y las mujeres para demostrar cuál es el mejor, tampoco es para pedir privilegios especiales o mostrarnos como víctimas. En realidad es todo lo contrario, este movimiento social es para crear una igualdad en los derechos sociales, económicos y políticos de ambos géneros.

En nuestra sociedad ¿La mujer está en desigualdad respecto a los hombres? ¿Cómo se manifiesta esa desigualdad

Claramente hay desigualdad, a nivel social, por ejemplo, la mujer puede aparecer subordinada al esposo o al padre. A nivel económico, la mujer sigue recibiendo sueldos más bajos que el hombre desempeñando el mismo puesto de trabajo. Las tareas domésticas o el cuidado de los niños todavía se siguen concibiendo como tareas más vinculadas a la mujer que al hombre.

En otras sociedades, la mutilación, ablación y el matrimonio infantil comparten numerosas causas y factores sociales que incluyen la desigualdad de género, normas sociales establecidas, un deseo por controlar la sexualidad femenina, creencias religiosas, y oportunidades económicas limitadas para mujeres y niñas que marcan terribles desigualdades.

Así podríamos seguir completando una larga lista.

Hoy en día se ha comenzado a reconocer y a cuestionar esta situación. Se presiona a quienes toman decisiones para producir un cambio. ¿Qué logros se han alcanzado?

En la actualidad, hay muchas situaciones de nuestra vida cotidiana que nos parecen muy normales, sin embargo para alcanzarlas fueron muchas y muchos los que trabajaron para ello. Algunos de los logros conseguidos por quienes desde principios del siglo pasado se sumaron a la lucha feminista son, el sufragio. La aprobación de la píldora anticonceptiva, marcando un antes y un después en materia de planificación familiar. En Educación, hasta principios del Siglo XX, todavía eran pocas las mujeres que buscaban una educación superior,

Respecto a la violencia contra las mujeres aunque no es un fenómeno nuevo, en los últimos años se ha desarrollado un proceso de denuncia, discusión, visibilización y toma de conciencia sobre este problema, pasando de considerarlo como cuestión privada a entenderlo como problema social. En este proceso ha tenido mucho que ver el movimiento feminista y los grupos de mujeres.

En cuanto a la presión que reciben quienes tienen que tomar decisiones, un claro ejemplo es el problema social del aborto.

Si bien considero que es un tema muy sensible, en el que cada persona ha de elaborar conscientemente si desea interrumpir un embarazo, en última instancia creo que sobre todo debe primar el derecho de la mujer a decidir si continuar o no, amparada por un marco adecuado de contención social .

Cuando digo última instancia, es porque considero que hay instancias previas a las que hay que apelar y ponerle énfasis para lograr un cambio, no solamente en este tema en particular, sino en general, a la situación de desigualdad estructural entre hombres y las mujeres. El objetivo de la igualdad debe pasar entonces, necesariamente, por corregir la situación de desigualdad de la que partimos.

Educar a consciencia a las nuevas generaciones entiendo que es fundamental para modificar los patrones socioculturales fuertemente arraigados que provocan discriminación y violencia, con el fin de acercarnos a ese cambio cultural necesario para vivir en una sociedad más justa y equitativa.

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