Hace unos días la ministra de Educación de la ciudad, Soledad Acuña, en una entrevista radial, manifestó que “a dos años de la pandemia, es muy tarde para ir a buscar a los chicos, seguramente ya están perdidos en un pasillo de la villa, ya cayeron en actividades de narcotráfico”. Estas declaraciones generaron el repudio de organizaciones sociales, gremiales y políticas, de personalidades de la cultura así como desde la propia comunidad educativa.
En la Comuna 9, como ya informáramos, se expresó en ese sentido la Red Educativa, y, también, la Multisectorial, que señaló “´Están perdidos en la villa´: la indignante frase de soledad Acuña sobre los alumnos que abandonaron la escuela en pandemia. Quien abandona a los pibes no puede ser ministra de Educación”.
La comunera Lorena Crespo, se sumó a las críticas. Desde las redes sociales, se dirigió a la ministra diciendo: “Ministra Soledad Acuña, sus declaraciones discriminatorias son una expresión de deseo y una política segregacionista destinada a la generación de mano de obra barata. Su deseo es que haya una escuela exclusivamente para “pobres”. Su deseo es que lxs villerxs abandonen la escuela. Su deseo es la brecha educativa y social. Su deseo es que las multinacionales usen mano de obra regalada. Su política es el abandono. Su politica educativa es expulsiva. Su política es en pos de la deserción. Sus declaraciones son una confesión de parte: su Ministerio no ha hecho ni hará nada para retener o reinsertar a lxs alumnxs más vulnerables. Sin conectividad ni dispositivos ni para alumnxs ni para docentxs usted quiso garantizar que la deserción fuera un hecho. Pero a la escuela pública en nuestra ciudad y muy a su pesar la hacen sus comunidades y lxs trabajadorxs de la educación a quienes usted tanto denosta. Se nota tanto que usted no es docente. Se nota tanto su absoluta falta de capacidad para el cargo que lamentablemente ejerce, que lo mejor sería que usted de una vez diera definitivamente un paso al costado”.
Por su parte, el Frente de Todos presentó una declaración de repudio en la Legislatura. En ella expresan “Estas declaraciones se encuentran cargadas de prejuicios hacia un sector de la población de la ciudad de buenos aires, reproduciendo con sus dichos una serie de estigmas que pesan sobre las juventudes que habitan en los barrios populares. Esto es repudiable en cualquier persona que ejerza una función pública, pero resulta más grave aún que las haya esgrimido quien tiene a su cargo el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires”.
Tristeza, indignación, enojo, sorpresa por la cruda sinceridad para expresar sus prejuicios son algunos de los sentimientos que sus palabras despertaron. Pero no son una novedad. Están absolutamente alineadas con la política que lleva adelante el Gobierno de la Ciudad, caracterizada por la constante disminución del presupuesto asignado a educación, la deficiencia en el mantenimiento de los edificios escolares, la falta de recursos, insumos y conectividad en las escuelas, la desatención a los alumnos con dificultades para permanecer en el sistema y el maltrato a los docentes.