Nuestro patrimonio, nuestra herencia cultural

El concepto de patrimonio está ligado a la herencia cultural de cada pueblo. No se refiere a un valor estético o a un valor histórico exclusivamente, contiene un valor simbólico, de identidad, encarna el sentimiento de orgullo de pertenecer a una cultura.

Cuando se hace referencia al patrimonio cultural de Mataderos, surgen recurrentemente palabras como tradición, memoria, diversidad.

La tradición, entendiendo que “Una tradición verdadera no es el testimonio de un pasado caduco, es una fuerza viva que anima e informa el presente. Lejos de implicar la repetición de lo que fue, la tradición supone la realidad de lo que perdura. Es como un bien de familia, un patrimonio que se recibe a condición de hacerlo fructificar antes de transmitirlo a los descendientes”. Igor Stravinsky. Poética Musical. París, 1952

Nuestra historia conforma nuestra identidad. La memoria reconoce esta historia, lo que nos hace ser quienes somos, para proyectarlo hacia el futuro. En el origen del barrio, a partir de la construcción de los Nuevos Mataderos está presente el campo, y el folklore, como expresión cultural de sus trabajadores. Existen muchas referencias al barrio “gaucho”, al “campo en la ciudad” y esto sin duda define un aspecto importante de su imagen y su identidad. Un paisaje fabril y la cultura del trabajo, la epopeya de la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, completan esa imagen. El Resero única estatua ecuestre que muestra a un trabajador y no a un militar, es el símbolo de un sector de la ciudad que se define a partir del trabajo.

La diversidad cultural es otro de nuestros rasgos de identidad. Diversidad en un doble sentido: diversidad de expresiones culturales y artísticas (la arquitectura, los monumentos, la música, el baile, el canto, el teatro, la murga, la plástica, el arte callejero, los murales, la literatura, la poesía, el fútbol y el deporte, la gastronomía) y diversidad de colectividades que llegaron con su propio bagaje a sumarse a una construcción colectiva.

Por eso, trabajar para preservar, recuperar, proteger y difundir el patrimonio y la identidad cultural barrial, constituye un compromiso social. Es necesario lograr la sensibilización de actores locales y de la ciudad con bienes de valor patrimonial, no siempre reconocidos o identificados como tales por el conjunto de la sociedad.

Y no sólo incluimos en esta valoración a los edificios, monumentos u otros bienes materiales, tangibles, sino también su historia, sus recuerdos, sus personajes significativos y sus instituciones representativas a nivel educativo, religioso, deportivo y social. Es decir, sus escuelas, sus clubes, sus lugares de encuentro, todo aquello que conforma su patrimonio de proximidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *