Clubes de barrio Club Social y Deportivo Villa General Lamadrid

Escribe Nicolás Miniero

En la calle Carhué entre Bragado y la Avenida Juan Bautista Alberdi se encuentra el Club Social y Deportivo Villa General Lamadrid, una institución humilde que le abre sus puertas a jóvenes del barrio de Mataderos y alrededores desde el 16 de octubre de 1927. Al día de hoy y desde el año 2013 se encuentra presidido por Roberto Cuba, quien lleva al club en su corazón y se expresó acerca del esfuerzo y sacrificio que requiere ocuparse de su mantenimiento y crecimiento considerando las condiciones adversas que transitan muchas personas radicadas en la zona.

-¿Cuál es la característica principal del club?

-Es un club muy humilde que siempre se manejó con baby fútbol y alquiler de canchas. Hoy en día tenemos vóley, patín, karate, tela, actividades de defensa personal… pero nuestra prioridad son los chicos. Sacarlos de la calle, ayudarlos, comprarles un par de zapatillas, poder darles un alfajor todos los sábados o una gaseosa. La disciplina que siempre perdura es el baby fútbol. Esta actividad se incorporó en 1985 y desde entonces se convirtió en el pilar del club. Nos costó muchísimo.

-Si tuviera la posibilidad, ¿le gustaría incorporar alguna otra disciplina?

-El problema es que no tenemos espacio, lugar ni tiempo. Todo lo que se logró fue porque nos fuimos acomodando. Se incorporaron el vóley, el patín, el futsal y otras actividades que antes no estaban. Era muy complicado. Por suerte pudimos acomodarnos y agregar varias actividades.

-Con respecto al futsal, que es un deporte que está en constante crecimiento en todos los clubes, ¿qué debe hacer un chico que quiere empezar a practicarlo y qué posibilidades se le dan?

-Lo único que tiene que hacer es, como en todos los clubes, pagar una cuota. Nadie tiene ninguna restricción. Hay un par de chicos que presentaron un proyecto y lo manejan ellos, nosotros les damos el espacio. Puede venir a jugar cualquier interesado. Se incorporaron este año y actualmente están en la liga BAFI. En baby, competimos en FEFI. En el momento en que comenzó a trabajar la actual comisión, estaba en la división G y hoy ya estamos en la A. Ascendimos 6 categorías en 5 años y le plantamos cara a todos los equipos. Hemos ganado varios campeonatos sin tenerle miedo a nadie. Más allá de que, capaz, otros clubes tienen otra gente con otras posibilidades y acá somos todos muy humildes. Pero con amor podemos lograr muchas cosas.

-Teniendo en cuenta las dificultades económicas, ¿el club se permite ofrecer algún gusto a los chicos?

-Les ofrecemos, por ejemplo, la fiesta de fin de año. En algún momento les pudimos regalar ropa y en otros momentos otras cosas, botineros. Para poder darles algo a los chicos tenemos que hacer rifas y hoy la cosa está bastante complicada. Como cuota social estamos cobrando un arancel muy bajo. Eso es más difícil para nosotros pero más accesible para las familias de los chicos.

-¿Cómo están actualmente las condiciones edilicias del club para realizar las actividades que se practican?

-El vóley y otros deportes como el futsal que están en desarrollo pagan un alquiler por el espacio. Lo necesitamos porque al llegar al club nos encontramos con una deuda muy grande. Estamos pagando la deuda y tenemos todo al día. En estas condiciones pudimos hacer muchas cosas: pintamos la cancha, pusimos ventiladores, cambiamos las luces, remodelamos el salón, cambiamos lo que era una cancha de bochas por un espacio para varias actividades.

-¿Cómo llega un chico al club y por qué lo elige?

-Estamos en un mal lugar, porque entra todo por los ojos y estamos rodeados de otros clubes más vistosos. En cuanto a posibilidades, les ofrecemos lo mismo. No vamos a buscar a nadie, pero si podemos ayudar a alguno que necesite, lo vamos a hacer. Les conseguimos zapatillas, los becamos… en ese sentido estamos bien pero con mucho sacrificio.

-Desde su lugar, ¿qué cree que atrae a las personas que vienen al club?

-Uno después de mucho tiempo acá, se enamora del club. Todo te cuesta el doble. Cuando cambiamos las luces o arreglamos el techo, para nosotros fue una delicia. No es fácil, no solo hoy. Considerando las dificultades que tenemos, pudimos hacer un montón de cosas. Es muy difícil que la gente se vaya porque valora nuestro trabajo y al club. Vienen padres que de chicos jugaron acá y traen a sus hijos. El club se mantiene gracias a estas personas que se encariñan con el club y lo ayudan a crecer.

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