El día 22 de abril nos enteramos de la lamentable situación que se produjo en el Hogar San Lucas de Parque Avellaneda, donde falleció una anciana por coronavirus. Allí había, a ese momento, ocho infectados.
Mónica Roque, secretaria de Derechos Humanos, Gerontología Comunitaria, Género y Políticas de Cuidado del PAMI, confirmó esta información familiares y allegados a las personas internadas se acercaron a las puertas del lugar para manifestar su preocupación.
Posteriormente informó el Ministerio de Salud Porteño que otras 10 personas habían dado positivo en los test de control.
Ante esta situación se decidió la evacuación de los 45 residentes de ese establecimiento ubicado en Medina al 1600 que permanecían allí, a los que no se les había realizado el test por lo que no se conocía su diagnóstico.
El doctor Eduardo Pérez, coordinador médico del PAMI, a cargo del operativo, fue el único responsable sanitario presente en el lugar. Al respecto, afirmó en declaraciones a los medios que la obra social de jubilados y pensionados “no tiene gobernabilidad sobre el geriátrico” porque es privado, y dijo que esa institución debe “estar regulada y habilitada por el gobierno porteño”. “Las condiciones de seguridad en este geriátrico no están garantizadas, como tampoco el seguimiento de los profesionales médicos”, agregó explicando el motivo del traslado de los internos.
Situaciones parecidas se dieron en otros geriátricos de Palermo y Flores.
Sabemos que este virus afecta particularmente a los adultos mayores. Por eso se recomienda a esa población el cumplimiento estricto de las medidas de prevención. Los geriátricos son lugares donde se concentran ancianos, en particular los que sufren cuadros de salud complicados o de edad avanzada.
En diferentes países se han visto las consecuencias terribles del ingreso de la infección a estas instituciones y como la circulación por distintas establecimientos de las personas encargadas de su atención ha sido muchas veces la vía de llegada del virus.
Es imprescindible extremar las medidas de prevención y asegurar el cumplimiento de protocolos particulares para estos lugares. Hay aquí una responsabilidad ineludible de los dueños y encargados de los geriátricos, en primer lugar, pero también de las autoridades responsables de controlar el cumplimiento de las medidas de seguridad y de la salud de los adultos mayores.