Los clubes de barrio

Escribe Liliana Elguezabal

Eran muy importantes hace 100 años. Eran centro de la vida social. Después, otras formas de socialización los fueron reemplazando. Se fueron desdibujando. Sin embargo allí están, siguen vivos y activos, resguardando las prácticas deportivas sanas, recibiendo a nuestros niños y a nuestros ancianos, acunando sueños y proyectos compartidos.

Fueron creados durante la primera mitad del siglo XX, la mayoría en los primeros 30 años. En ese entonces jugaban un papel muy importante en la vida social. Eran el lugar de encuentro de los jóvenes, de integración de los inmigrantes, de práctica del deporte favorito y de esparcimiento después de las agotadoras jornadas de trabajo.

Tomaban distintas formas en su organización: asociaciones de fomento, clubes muchas veces ligados a bibliotecas populares. Porque los vecinos se reunían también para luchar por mejoras en su barrio (pavimento, iluminación, escuelas) y para encontrar oportunidades para su desarrollo personal o laboral a través de la lectura de esos libros que les mostraban el mundo.

Eran clubes de barrio porque el barrio era el espacio donde se desplegaba la vida cotidiana, donde se vivía, se trabajaba y se paseaba.

Algunos de esos clubes trascendieron, sobre todo a través de las actividades deportivas, a través del futbol. Así el Club Atlético Vélez Sarsfield, se transformó en uno de los equipos de futbol importantes a nivel del país, a la vez que se desarrolló como una institución completa con actividades deportivas diversas, asumiendo además una responsabilidad en la educación para el deporte. O el Club Atlético Nueva Chicago, con su hinchada, que es toda pasión, y que, a pesar de los contratiempos, le sigue cantando a su club y a su barrio, Mataderos.

Después otros lugares y otras formas de encuentro, más extendidos, más urbanos, más globales, fueron apareciendo. Pero, ¿qué sucedió con los clubes de barrio?

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través de la Subsecretaría de Deporte, registra 28 instituciones deportivas en la Comuna 9. Nosotros contabilizamos algunas más. Tal vez no sean estrictamente instituciones deportivas, pero sostienen con mucho esfuerzo, actividades físicas, dirigidas en muchos casos a los niños y a los jóvenes.

Es decir que estas organizaciones de la comunidad siguen vivas, – a veces sobreviviendo -, activas y cumpliendo su rol social. En algunas, con la vuelta del tango, volvieron los bailes y las prácticas, en otras las colonias de vacaciones y los comedores infantiles contienen y ayudan a las familias de trabajadores que necesitan apoyo y cuidado para sus hijos, otras acompañan a los centros de jubilados, y muchas brindan a los niños y los jóvenes la oportunidad de iniciarse en la práctica de algún deporte o actividad física, “defendiéndolos” del aislamiento que causa la excesiva permanencia frente al televisor o la computadora.

Por eso, desde Aquí Mataderos, queremos visitarlos, saber qué están haciendo, para difundir sus actividades y sus proyectos, y para reconocer y apoyar el esfuerzo de quienes los sostienen y mantienen vivos.

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