En 1955, con el golpe de estado que derrocó a Juan Domingo Perón se inició en nuestro país un período político caracterizado por la interrupción de los procesos democráticos y la proscripción del peronismo, el partido político con mayor apoyo popular.
En 1959, ejercía la presidencia de la Nación Arturo Frondizi, quien, aunque había ganado las elecciones con el apoyo de Perón, llevaba adelante una política económica basada en el fomento de la inversión extranjera y en la “racionalización” de la economía.
El 10 de enero, por acuerdos con el FMI, Frondizi presenta un proyecto de Ley para privatizar el Frigorífico Lisandro de la Torre, que le otorgaba prioridad de compra a la Corporación Argentina de Productores (CAP). La noticia produjo la movilización de la dirigencia gremial.
La manifestación frente al Congreso fue reprimida, varios trabajadores fueron detenidos y la ley fue sancionada. Se declaró entonces la huelga y comenzó la toma del frigorífico, con la consigna “En defensa del patrimonio nacional”, medida que apoyada por el barrio de Mataderos y vecinos de Liniers, Villa Luro, Villa Lugano y Floresta.
El 17 de enero se inicia la represión. Un tanque Sherman del Ejército y 2.000 hombres avanzan derribando uno de los portones del Frigorífico. La CGT declara un paro nacional por tiempo indeterminado en respaldo a los luchadores y varios dirigentes gremiales son detenidos. Tras cinco días de duros enfrentamientos, concluyó la resistencia aunque el gobierno continuó con las persecuciones. El frigorífico fue intervenido, despidieron a 5.000 trabajadores y los dirigentes fueron detenidos.
La Huelga permanece en la memoria colectiva, porque no fueron sólo los trabajadores luchando por sus reivindicaciones, fue un barrio peleando por su derecho a intervenir en decisiones políticas que afectaban su vida, su identidad y su futuro.