Nuestros artistas. Jorge Zeppa, tres pasiones: Mataderos, el fútbol y el tango

Equipo de producción de Aquí Mataderos

Conversamos con Jorge Zeppa, vecino de Mataderos, futbolista y cantor de tango. Como futbolista, en 1968, siendo arquero de Nueva Chicago batió el record de Amadeo Carrizo con la valla invicta, sin que le hicieran goles. Como cantor se presentó junto a las principales figuras de nuestra música ciudadana.

Su actuación ha escrito una página muy importante en la historia del Club Nueva Chicago. ¿Cuéntenos cómo fue su paso por esa histórica institución del barrio de Mataderos?

Fue una parte hermosa de mi carrera. Yo estaba en Arsenal, de Sarandí, y cuando me dijeron que me habían pedido de Chicago no dudé un momento. Formamos un gran equipo, con el que tuvimos 23 partidos invictos y se hizo el famoso record de 9 partidos sin que me hagan goles. Lógicamente, teníamos una defensa importante. Morales, Nicieza, Dedovich. Grandes jugadores. Fue una alegría muy grande para mí.

Y batió el record nada más y nada menos que de Amadeo Carrizo

En ese momento estaban Roma y Carrizo, iban y venían ellos dos y yo salí de atrás. Me acuerdo que en cancha de Vélez lo fui a ver al gran Amadeo, para mí el más grande de la historia. Yo llevaba 5 partidos y le hizo el gol Bianchi, así que le duró poco a Amadeo el record. Ese hombre fue extraordinario como arquero

¿Cuánto tiempo estuvo en Nueva Chicago?

Un año, porque fui a préstamo. Después volví a Arsenal y seguí haciendo mi carrera. De ahí me fui a Mendoza, después a Colombia, a Deportivo Español, El Porvenir, otros equipos. Soy hincha de Chicago desde que nací. Vivía a tres cuadras de la cancha y mi padre era hincha de Chicago. En ese momento no tenían arquero y me llamaron. Es una alegría inmensa estar en el arco y ver los colores del equipo de uno. Fue una gran satisfacción ver la verdinegra en los compañeros, un orgullo muy grande porque yo de chiquito iba a la cancha, en el tiempo de Ellul, el arquero Piromalli, Onetto, Ditifeci y todos esos grandes jugadores. A todos lo vi jugar. Después seguí yendo a la cancha y lo sigo viendo al equipo que está ahora, que es bastante bueno.

¿Cuál es su vinculación con el futbol hoy en día?

Yo me dediqué a la música y me aparté un poco del futbol. Nunca me gustó el rol del Director Técnico, el manejo con los directivos, con los jugadores, ponerlos, sacarlos. A otros compañeros les gustó y siguieron su carrera como técnicos, pero a mí no me agradó. Me lo propusieron, pero me interesé más por la música y continué con eso hasta el día de hoy. Pero amo el futbol, lo amé toda la vida, veo los partidos y esas cosas. Respeto la vocación de ser técnico de otros compañeros pero a veces la gente es muy ingrata. Te voy a contar una historia bastante triste para un director técnico, un principiante que empezaba: Luis Artime, el extraordinario centroforward. Un día jugamos con Atlanta en la cancha de Provenir. Él, que fue el ídolo más grande de Atlanta, con Herrera, Gatti, todos grandes jugadores, había tomado el equipo porque las cosas andaban mal. Le ganamos uno a cero. Cuando terminó el partido y fuimos a los vestuarios había un par de personas que lo insultaron, como suelen hacer con los técnicos. Al otro día salió en Crónica que nunca más iba a dirigir porque lo que le habían dicho en la cancha de Porvenir era muy triste. Eso me quedó siempre grabado en mi cabeza, nunca me lo voy a olvidar. Contra un hombre que fue un ídolo, un centroforward de la selección argentina, extraordinario, de River, de Independiente, Nacional de Montevideo. Por eso nunca me agradó ese trabajo.

¿Su pasión por el tango comenzó cuando dejó la carrera deportiva o ya cantaba cuando jugaba al futbol?

La música es algo que tenía de chico. Mi padre fue un gran cantor de orquestas muy conocidas y yo, desde chiquito, escuchaba a los músicos que venían a casa con los bandoneones. Siempre viví con tango. Empecé a cantar un poco en los clubes y un día con un amigo, Carlos Paiva, empecé a prepararme con maestros e hice una carrera que fue bastante importante dentro del tango. Empecé a estudiar algunas letras y a largarme en los clubes. Cantaba con los compañeros en los asados. En todos los clubes una vez por semana, en general los miércoles se hace un asadito para formar el núcleo de compañeros y pasarla bien. En todos los equipos que jugé pasó eso. Cuando terminaba el asado, empezábamos a cantar un poco. Un día un cantor muy conocido me dijo porqué no te ponés a estudiar y me presentó un profesor, Quique Greco. Ahí comencé la carrera. Me interioricé, me preparé y me largué a cantar. Me presenté con grandes cantores en muchos lugares de la Ciudad de Buenos Aires y afuera también. Con Roberto Rufino, con Juárez, con Jorge Valdéz, con Alberto Podestá, Juan Carlos Godoy, Nelly Vázquez, Abel Córdoba Hugo Marcel, una lista interminable. Cantores de un nivel altísimo. Estuve muchos años en shows con figuras importantísimas. Hice un festival en el año 97 con Daniel Olivera, para el que traje a Alfredo Belluci, Juan Carlos Godoy, Alberto Podestá, Nelly Vázquez. En el polideportivo nos hicieron un homenaje. Vinieron Dasenso, Casanova, Pleitavino, Onetto, lo trajeron a Julio San Lorenzo de Santiago del Estero. En el escenario estaban estos grandes jugadores y yo traje los músicos, con Daniel Olivera. Me dieron un presente que tengo en casa. Así que siempre estuve conectado con Chicago. Yo soy fanático, de la selección argentina y de Nueva Chicago. Otro equipo no tengo. Desde que nací viví en Mataderos. Tengo 72 años y toda la vida estuve en Mataderos. Amo a mi barrio. No hay lugar en el mundo más lindo.

Por lo que nos cuenta ha desarrollado una carrera importante en el dos por cuatro ¿Actualmente, dónde se presenta?

No sé bailar el tango pero cantar creo que lo hago bastante bien. Debe ser la herencia de mi padre. Hace un par de años tuve un problemita de salud y ahora me presento sólo dos veces por mes, en el Bar 9 de Julio de Miguel Sciaraffia y en lo de Daniel Olivera, La Catedral Tango. Ya soy grande y andar de noche se me hace un poco cansador.

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